Frente al ordenador, miro las teclas. Se me nubla la vista, solo veo miles de letras cruzadas entre sí. Ninguna está en su sitio. Yo no estoy en mi sitio. Se me agolpan en la cabeza miles de pensamientos, son tantos que no distingo con claridad ninguno. Me pides y me pido hablar, ambigüedad es mi primer apellido. No estoy echa para esto y lo sabes. La cago. Nunca hay conformidad, no me conformo, inconformista es el segundo apellido pues. Lo siento, soy así. No todo es bueno, lo malo lo suelo guardar, lo guardo bajo llave en una cajita. Y creo que lo he abierto, si, la confianza hace eso. Espérame. Impaciente bajo tu atenta mirada, aparto la vista. Me da miedo. Entiéndeme. Baja la presión, sube el pulso. Y días, días, días, días, horas, minutos, segundos. Mil millones. Bah. Ahora lo llaman así. Y momentos.
Frente al ordenador miro las teclas. Se me nubla la vista...
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